Manuel Suasnávar Pastrana cumplió 40 años de pintor y lo celebró con una magna exposición de su obra donde se encuentra uno de sus máximos murales: el de las escalinatas del Palacio Municipal de Tuxtla Gutiérrez, que representa el drama, lo épico y la lírica del pensamiento mágico de la cultura zoque.
Suasnávar es uno de los máximos exponentes de la plástica chiapaneca. La alegoría del color y la expresión metafórica de su pincel le han granjeado un lugar indiscutible entre los grandes artistas contemporáneos de trascendencia universal.
La obra de este pintor es rica y variada: del graffitti a la pintura de caballete y mural.
El mural de Palacio recrea la dramática escena de la conquista. Los poderes militar, civil y religioso someten a los pueblos de América, que marca la visión de la cultura occidental, la impone, negando, mutilando la propia: la del pueblo zoque.
El mural del Palacio Municipal condensa raigambre, solidez e integridad cultural de los pueblos al sur de México: la sagrada ceiba, que se yergue, imponente, abarcándolo todo; bajo su sombra emerge un puño dándole fortaleza, temperamento, al conjunto pictórico, para dar dimensión, grandeza, a una mujer que porta, altiva, un xicalpextle, lleno de un insecto comestible y rico en proteínas llamado nucú: el alimento de los pobres. En una de las ramas de la imponente ceiba aparece un pequeño personaje que porta una máscara del rostro de un anciano: es el "moyó" de los zoques, una especie de gnomo que habita en las cuevas de las montañas, con un látigo que en realidad es serpiente.
Éste es un mural que busca representar; y lo logra, como fotografía de la época, pasajes históricos que van de la conquista al traslado de los poderes de San Cristóbal de Las Casas a Tuxtla Gutiérrez, en 1982, cuando el entonces gobernador Emilio Rabasa tomó tal decisión contra la reaccionaria personalidad de un clero poderoso e influyente.
Manuel Suasnávar Pastrana es un pintor que suscita emociones. Estudió pintura en San Carlos, la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM.
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Texto publicado en la revista Jovel News en septiembre de 2005. No. 3
Suasnávar es uno de los máximos exponentes de la plástica chiapaneca. La alegoría del color y la expresión metafórica de su pincel le han granjeado un lugar indiscutible entre los grandes artistas contemporáneos de trascendencia universal.
La obra de este pintor es rica y variada: del graffitti a la pintura de caballete y mural.
El mural de Palacio recrea la dramática escena de la conquista. Los poderes militar, civil y religioso someten a los pueblos de América, que marca la visión de la cultura occidental, la impone, negando, mutilando la propia: la del pueblo zoque.
El mural del Palacio Municipal condensa raigambre, solidez e integridad cultural de los pueblos al sur de México: la sagrada ceiba, que se yergue, imponente, abarcándolo todo; bajo su sombra emerge un puño dándole fortaleza, temperamento, al conjunto pictórico, para dar dimensión, grandeza, a una mujer que porta, altiva, un xicalpextle, lleno de un insecto comestible y rico en proteínas llamado nucú: el alimento de los pobres. En una de las ramas de la imponente ceiba aparece un pequeño personaje que porta una máscara del rostro de un anciano: es el "moyó" de los zoques, una especie de gnomo que habita en las cuevas de las montañas, con un látigo que en realidad es serpiente.
Éste es un mural que busca representar; y lo logra, como fotografía de la época, pasajes históricos que van de la conquista al traslado de los poderes de San Cristóbal de Las Casas a Tuxtla Gutiérrez, en 1982, cuando el entonces gobernador Emilio Rabasa tomó tal decisión contra la reaccionaria personalidad de un clero poderoso e influyente.
Manuel Suasnávar Pastrana es un pintor que suscita emociones. Estudió pintura en San Carlos, la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM.
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Texto publicado en la revista Jovel News en septiembre de 2005. No. 3
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