04 febrero 2010

Lo erótico, forma superlativa de contraste

por: Manuel Suasnávar

Del trópico cálido y húmedo a la montaña feroz e intransigente. De la selva agreste y añeja al plácido sueño de los esteros. De la riqueza histórica al saqueo. De las tradiciones más puras a la vulgaridad de un modernismo ramplón e intrascendente. De los poetas más altos a los mercenarios de la palabra. Chiapas es ante todo contraste. De la abundancia a la pobreza. Del silencioso andar indígena al bullicio del guacamayo.

De la Costa al valle. Del valle a la sierra.

Los elementos en contraste no se excluyen, se complementan. Forma y contenido son indivisibles, tanto, como hombre y sociedad. La expresión de algunos de ellos es única. Vale en sí misma, cuando vale.

En mi propia expresión, el contraste es el elemento más importante. Una imagen realista se contrasta con lo maravilloso poético: La cándula carcajada con la instropección profunda y dolorosa. Contrasto ritmo y color, dimensiones y estilos. Del hiperrealismo a la caricatura.

De lo urbano a lo moral.

Del contraste más antiguo Hombre/Mujer, nace el erotismo, la forma más sublime de contraste.

A la obra de arte nos podemos acercar apreciándola como expresión individual o como expresión social. Cada autor, imprime su propia visión del universo en cada obra, éstas, en su conjunto, nos revelan cómo los hombres y mujeres nos hemos visto, en contraste, representando cada momento de la historia.

Quizá el erotismo en el arte sea la forma que más contiene del ser social y de sus trasnformaciones. Quizá el erotismo -su prática, su inhibición, su comercialización y su desarrollo- sea la forma que mejor define la conflictiva moral, ética y estética de nuestra sociedad y su devenir. Los contrastes Eros / Tanatos; Apolíneo / Dionisiaco, son sin duda contrastes políticos. Las sociedades más abyectas y antihumanas han inventado la expresión más anti-erótica de la humanidad, la guerra. En los sistemas más rabiosamente totalitarios encontramos las más duras expresiones al cambio de valores estéticos y al ejercicio de lo erótico como expresión de libertad.

Lo erótico junto a lo bello representa lo sublime. La prostitución de lo erótico, en contraste, lo denigrante.

Lo erótico pues, conlleva una práctica individual y una social, en ese sentido puede ser democrático si llevamos a él la misma libertad que le exigimos al arte.

Retomado del Suplemento cultural de Numul be 3, Territorios.

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