29 enero 2010

LA BROMA del miedo, veinte años después

por: Manuel Suasnávar
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"la primavera de Praga habrá hecho
entrar, para demasiado tiempo, los
tanques soviéticos en Checoslovaquia
y, habrá hecho entrar, para mucho
tiempo, a un gran escritor a la
literatura mundial: MILAN KUNDERA"
Clau le Roy
le Nouvel Obervateur

.

"Somos solitarios,
llevamos en los ojos hielo y cansancio
ya no nos quedan ideales,
se han hecho polvo."
Grupo de rock" MITOS'
Leningrado, 1983.
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Llegué a Praga un domingo por la mañana. La estación del ferrocarril presentaba un bullicio inusual. De los trenes provenientes de la Alemania oriental bajaban docenas de jóvenes germanos que emitían un extraño canto, semejante al que producen los fanáticos del futbol. Me llamó la atención su vestimenta, prácticamente igual en todos ellos: pantalón de mezclilla y chamarra de la misma tela; en general con aspecto vulgar. Sentí su prepotencia y su insolente pedantería. Unas horas después me enteré que todos los fines de semana las principales ciudades checoslovacas se ven agredidas por cientos de esos bárbaros que vienen atraídos por la calidad de la cerveza checa, el cutis cálido y terso de las moravas y la ventaja de un cambio de moneda que les resulta muy favorable.

Es difícil encontrar en Europa una ciudad más bella que Praga. El río Ultava le atraviesa como arteria vital. Silenciosamente. Le dota de una magnífica solemnidad sólo complementada por la plenitud del palacio Cerni. El puente de Carlos, con sus arcos, cruza el río vigilado por los inmóviles fantasmas que quedaron atrapados en las piedras. Fantasmas vestidos de musgo. Fantasmas testigos de todas las vicisitudes de este pueblo que ha estado a punto de desaparecer y cuya orgullosa lengua y sentido del humor le han salvado.

"Aquí estró Mozart su Don Giovanni, el oratorio de la maldición sagrada y la burla profana trascendidas por la gracia. De aquí huyeron Rilke y Werfel. Aquí permaneció Kafka". En 1968 aquí vivía Milan Kundera.

Ahora, al caminar por la Mala Strana, la fantasía trae a mí los tiempos en que los grupos comunistas salían a la calle a hostigar a los "decadentes burgueses". Entraban violentamente a las tiendas y saqueaban en nombre de una "nueva sociedad". En el viejo barrio judío, algún día ocupado por los nazis los jóvenes socialistas rompían los cristales de las casas burguesas. Los homosexuales eran humillados públicamente. Los medios de comunicación eran arrebatados a todo aquel que se sospechara religioso La propaganda inventó el arte del pueblo "nacionalista en su forma y socialista en su contenido".

"Los comisarios del Kremlin y los sátrapas locales, con toda su ciencia, no se dieron cuenta de que en las tierras checas y eslovacas la democracia social podría surgir de la sociedad civil y jamás de la tiranía burocrática".

Me metí en un restaurante y comí carne con mermelada, una cerveza Stanobrno. Pensé en Alexander Bucek y en sus sueños: "La sociedad socialista empezó a ocupar los espacios de la burocracia comunista. La planificación central cedió iniciativas a los consejos obreros, el politburó de Praga a las organizaciones políticas locales. Se tomó una decisión fundamental: dentro de todos los niveles del partido, la democracia se expresaría a través del sufragio directo y secreto. Era necesario establecer la democracia dentro del partido".

Esto último motivó la ira soviética. En agosto del 68 los tanques rusos se dirigieron a Checoslovaquia. Era cuestión de salvar a los hermanos de una conspiración imperialista. Imposible ninguna resistencia armada. El ingenio y el humor hicieron estragos en los rusos. Una bella joven entregaba un ramo de flores a un soldado ruso. Cuando éste se acercó a besarle, ella le asestó un escupitajo en el rostro. Las señalizaciones en las carreteras eran cambiadas y los bravos generales rusos sufrieron extravíos y perturbaciones. Las guías en los cruces del ferrocarril eran modificadas, y así, las tropas que se dirigían a Berno terminaban en Bratislava. Los heroicos soldados de Soviet, no se explicaban porqué sus hermanos checos, a quienes habían ido a salvar, les recibían con escupitajos, con insultos, con barricadas incendiadas.

Hoy en día, los soviéticos vienen a Checoslovaquia como turistas; siempre en grupos mayores de veinte personas. No se explican porqué en los museos las guías lo confunden todo. Los empleados de las tiendas les arrojan los billetes y las monedas y nadie tien para con ellos, ni un sólo gesto de cortesía. Nadie, salvo aquellos a quienes conviene afirmar que les valaron del infierno.

Hablar con los jóvenes checos actualmente en los bares, en el metro, en la calle, es hablar del miedo. El miedo es el más importante gesto de esa sociedad.

Milán se afilió al partido al terminar la segunda guerra. Militó arduamente y, aunque todas sus novelas tienen un fuerte tono autobiográfico, en los primeros capítulos de "La Broma" uno parece estar viendo a ese grandote rubio moravo con aspecto pugilista, de caveza cuadrada y pómulos altos.

En 1950 fue expulsado del Partido Comunista y "rehabilitado" en 1965, mismo año en que terminó de escribir "La Broma". Se publicó en Praga en 1967 con un tiraje de ciento veintemil ejemplares, agotados en los primeros días y tildado dos años más tarde de "biblia de la contrarrevolución". Prohibido, retirado y quemado en todas las bibliotecas públicas. M.K. fue nuevamente exlcuido de su partido en 1970. Hasta la fecha "La Broma" ha sido publicado en 21 idiomas.

Jean Paul Sartre dijo, refiriéndose al libro: "La pregunta que platea Kundera es sumamente radical: ¿por qué debiéramos sentir amor por ellos? Sí: ¿por qué? Tal vez algún día podamos responder a esa pregunta, tal vez nunca".

Milán asegura que se trata de una novela de amor. Y, claro está, es una novela de amor irrealizado que se inscribe en medio de una sociedad represora, entre individuos que se ven inmersos en la soledad política, sólo justificada por el rencor y el miedo.

Una broma juvenil cambia el rumbo de una vida. Se pierde la confianza en uno mismo y en la sociedad. Lo justo, lo bueno y lo bello se convierten, como de rayo, en duda, desconfianza y desamor. La pasión del cuerpo y el alma están en lucha con la burocracia política. Es novela de amor y novela de rencor. Lucía fue violada por sus amigos de la infancia. Ludvik, fue violado por quien más amó: la justitica. Una justicia encabezada por traidores y mediocres, justicia corrupta con discurso bello. Lo justo se revuelve y deviene inhumano.

Hoy al leer "La broma", aquí en Berno, veinte años después de publicada y al salir a la calle y hablar con mis amigos, al ser detenido a cada esquina por militares que me piden el carnet de identificación, al conocer las dificultades sociales que tienen quienes son cristianos, al saber de las denuncias, intrigas y calumnias que se dan en el Partido, al darme cuenta del temor con que se habla de política y la certeza de que la correspondencia personal es abierta y leída por funcionarios del gobierno, al constatar la práctica imposibilidad de viajar de quienes se sospecha su no coincidencia con el régimen y al ver en los ojos de los jóvenes checos "la paura", tengo la impresión de estar dentro de una novela de Kundera. ¡Qué broma! venir a Checoslovaquia a leer un libro prohibido. (Tenerlo es un delito).

Pienso en Dubcek, quien actualmente es inspector de trenes urbanos en Eslovaquia.

¡Qué cruel broma!

Retomado de la revista ámbar. Número 5. Junio-julio 1988. Tuxtla Gutiérrez, Chiapas

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